Tras dos décadas, Luciano regresa a su ciudad natal a vivir un nuevo exilio o el verdadero exilio. Algo así como vivir dos veces. Recomponer los agravios del pasado supone tiempo y ciertamente puede devorar el juicio de cualquiera cuando se interponen dos mujeres; la más joven que alude al ávido presente y otra no menos fascinante, convertida en la alegoría del ayer. A su trayectoria se sumará la maleta de mimbre, que le acompañará con fidelidad durante una importante parte de su vida, alojando secretos y reviviendo memorias.