El desconocido pirata español Mundaka, avezado marino, fue un mercenario al servicio de influyentes e importantes hacendados de Yucatán y de Cuba, necesitada de esclavos en aquella época. El comercio inhumano de indígenas mayas hizo que pasaran de sufrir el abuso y la explotación de una esclavitud disfrazada de peonaje, a una esclavitud sin tapujos. Estos abusos habían generado luchas entre blancos e indígenas en la península de Yucatán, donde se sucedieron eventos salpicados de salvajismo por ambos bandos. El inmenso odio de los oprimidos hubiera podido exterminar a la raza blanca de la península. En pago por los acarreos de indígenas mayas, le otorgaron a Mundaka una buena parte de la isla Dolores junto al título de Comendador. En la actualidad se llama Isla Mujeres, Quintana Roo, México. Vestigios mudos de su presencia y testimonio de su buen gusto en la construcción quedan la hacienda "Vista Alegre", la casa de dos niveles en ruinas, el jardín "Rosa de los Vientos" y un sistema de riego, todo muy adelantado para aquella época. Los hechos que componen la vida de Mundaka fueron percibidos por la autora como fábulas, y así escribió este libro desde las ruinas donde Mundaka esparció su energía vital, que permanecerá vibrando sin edad ni tiempo.